Océano

Los científicos advierten sobre la creación de un nuevo océano

Los científicos advierten sobre la creación de un nuevo océano
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El Sistema de Rift de África Oriental (EARS) es una de las grietas continentales más grandes de la Tierra, abarcando aproximadamente 6,400 kilómetros de largo y unos 64 kilómetros de ancho. Esta fisura se encuentra en constante expansión, especialmente hacia el sur, a un ritmo de entre 2,5 y 5 centímetros por año.

Se sitúa en el límite de dos placas tectónicas divergentes: la placa Somalia y la placa Nubia. Los científicos predicen que, si este proceso continúa, la región oriental de África podría separarse del continente y formar una nueva masa continental, dando lugar a la formación de un nuevo océano.

Creación de un nuevo océano

Una grieta gigante atraviesa África desde Etiopía hasta Mozambique, dividiendo la placa africana en dos: Nubia y Somalia. Este proceso comenzó hace 25 millones de años y avanza a un ritmo de 7 milímetros al año. Se espera que, si este ritmo se mantiene, en 50 millones de años África estará dividida en dos, con la formación de un nuevo océano en su interior.

El Valle del Rift, donde se encuentra la grieta, es una de las zonas más activas del planeta, con numerosos terremotos y erupciones volcánicas. Aunque la formación de un nuevo océano es un proceso lento, sus efectos ya se pueden sentir, y los geólogos instan a considerar las líneas de falla al planificar infraestructuras para garantizar la seguridad de las comunidades.

El hallazgo reciente sobre el proceso de división del Rift de África Oriental ha centrado la atención de los investigadores en el extremo en forma de «Y», donde probablemente se forme el nuevo océano. Esta unión en forma de «Y» es la zona donde se encuentran las placas tectónicas africana, somalí y árabe, cerca de Djibouti y Eritrea, asociada a volcanes activos como el Erta Ale.

Toda esta actividad volcánica está impulsando una «transición de grieta a cresta», y se espera que, con el tiempo, dé lugar a una nueva cuenca oceánica. Aunque la formación del nuevo océano llevará varias decenas de millones de años a la velocidad actual de división de la grieta de Afar.

A un ritmo de 7 milímetros al año, el valle del Rift crece impulsado por la tectónica de placas y la actividad volcánica. Desde 2020, se ha observado que la microplaca de Victoria gira en sentido antihorario con respecto a la placa africana, indicando el inicio del proceso de formación de un nuevo mar.

Este proceso culminará en unos 50 millones de años, cuando el Rift divida el continente africano en dos y origine un nuevo océano. Los geólogos recomiendan tener en cuenta las líneas de fallas al planificar infraestructuras ante el riesgo de nuevas grietas en el futuro.

Formación del próximo supercontinente

Por otro lado, en un futuro distante, aproximadamente dentro de unos 250 millones de años, se espera la formación de lo que se ha denominado Pangea Última, un hipotético supercontinente que surgiría como resultado de los movimientos continuos de las placas tectónicas de la Tierra. Este escenario, basado en proyecciones geológicas a escalas temporales extremadamente grandes, plantea un panorama preocupante para la vida en el planeta.

Los modelos climáticos desarrollados por investigadores de la Universidad de Bristol sugieren que la formación de Pangea Última desencadenaría una serie de eventos catastróficos para la biosfera terrestre. Se anticipa un aumento significativo en los niveles de dióxido de carbono y temperaturas extremas, lo que dejaría gran parte de la tierra estéril y prácticamente inhabitable para la mayoría de los mamíferos.

Este escenario se basa en la actividad volcánica resultante de la fusión y separación de los continentes, que liberaría grandes cantidades de CO2 en la atmósfera, agravando aún más el calentamiento global.

De acuerdo con los estudios, la mayor parte del supercontinente experimentaría temperaturas que superarían los 40 grados centígrados, convirtiendo vastas extensiones de tierra en desiertos inhóspitos, especialmente las regiones interiores alejadas de los océanos. Se estima que solo alrededor del 8% de la superficie del planeta sería habitable para la mayoría de los mamíferos, en comparación con el 66% actual.

A pesar de este sombrío panorama, algunos expertos sugieren que la vida podría encontrar formas de adaptarse a este entorno extremo. Especulan que, si los humanos todavía existen en ese momento, podrían haber desarrollado tecnologías para sobrevivir en entornos desérticos o, incluso, haber emigrado del planeta en busca de lugares más habitables.

Sin embargo, la formación y las consecuencias de Pangea Última continúan siendo objeto de debate y estudio en la comunidad científica. Aunque los modelos actuales proporcionan una visión preocupante del futuro geológico y climático del planeta, todavía hay incertidumbre sobre cómo se desarrollarán exactamente estos eventos.

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